A la hora de implementar un sistema alternativo y aumentativo de comunicación debemos tomar algunas decisiones importantes sobre la selección de vocabulario: ¿por qué palabras empezamos? ¿en qué palabras insistimos más? ¿qué palabras incluimos en el tablero de comunicación? ¿cómo iremos ampliando vocabulario?
No todas las palabras son igual de importantes y útiles. Lo cierto es que las personas tendemos a usar algunas palabras mucho más a menudo que otras. De hecho, existen estudios que analizan con qué frecuencia utilizamos las palabras y demuestran que un 80% del total de palabras que utilizamos en conversaciones y textos se basa en el uso de solo un 20% del vocabulario.
Lo mismo sucede por rangos de edad. La evidencia nos presenta un estudio realizado con una muestra de 50 niños de 24 a 36 meses de edad (Banajee, DiCarlo, and Stricklin, 2003) para el que se grabaron audios de cada niño durante dos actividades diferentes a lo largo de tres días en un entorno de escuela infantil. La transcripción y el análisis posterior de estas grabaciones reveló que el 96% de las palabras utilizadas se compuso de un total de 23 palabras distintas.
Por lo tanto, ¿no sería una buena idea priorizar esas palabras? La frecuencia de uso se ha utilizado como criterio en comunicación aumentativa y alternativa (CAA) desde hace ya algún tiempo. No obstante, dentro de las palabras más frecuentes hay algunas que son muy útiles y que nos sirven para muchos contextos (querer, más, no…) y otras que son menos funcionales.
¿Qué es el Vocabulario Núcleo?
Por ello, el concepto de vocabulario núcleo va un poco más allá. Podríamos definirlo como el conjunto de palabras de uso frecuente, de gran utilidad para la comunicación, que permiten un mayor desarrollo del lenguaje y que debería formar parte de las prioridades en la intervención en sistemas aumentativos y alternativos de comunicación.
Éstas son algunas de las características del vocabulario núcleo:
- Es un conjunto limitado de palabras muy útiles
- Se compone principalmente de pronombres, verbos, descriptores y preposiciones
- Incluye muy pocos sustantivos (o ninguno)
- La localización del vocabulario es consistente, está siempre en la misma posición para favorecer el aprendizaje automático a través de la planificación motora.
Además, como puede verse en la imagen, el orden de las palabras basado en oraciones y la codificación por colores también se utilizan en la elaboración de un tablero de vocabulario núcleo.
¿Qué ventajas tiene el Vocabulario Núcleo?
Utilizando un sistema basado en vocabulario núcleo nos aseguramos de enseñar variedad de clases de palabras así como de funciones comunicativas, como: pedir, rechazar, preguntar, explicar, etc.
Otra ventaja es que este vocabulario es útil en todos los contextos; por ejemplo, podríamos utilizarlo para hablar durante la actividad de vestido (“me gusta esto”, “algo diferente”, “está bien”…), después en la de desayuno (“hay más”, “ya está” “no me gusta” …) y más tarde jugando (“quiero jugar a esto” “ahora tú” “estoy aquí”…). Además, el vocabulario se puede combinar para aumentar la complejidad semántica y sintáctica. Es decir, se puede utilizar en una frase de palabra única (“más”, “quiero”,…), en una frase de dos palabras (“quiero más”, “esto no”, …), y poco a poco seguir creciendo en el contenido y uso del lenguaje (“Esto está bien”, “¿dónde está ahora?, ¿qué piensas?”,…).
¿Es el vocabulario núcleo más difícil de enseñar?
Como hemos dicho anteriormente, entre las palabras de uso frecuente, y por lo tanto en las palabras de vocabulario núcleo, no se encuentran sustantivos. Sin embargo, de forma espontánea, en la mayoría de tableros de comunicación los sustantivos son las palabras predominantes, lo cual nos indica que la potenciación del vocabulario núcleo nos está guiando hacia un cambio de paradigma en la intervención.
La primera vez que se presenta este cambio de paradigma y se une a la propuesta de trabajo con vocabulario núcleo, la reacción suele ser la siguiente: “Puede que sea cierto que estas palabras sean más útiles, pero son muy abstractas y difíciles de enseñar”.
Probablemente, esta afirmación se basa en una suposición que es incorrecta: el usuario debe “comprender” los pictogramas antes de utilizarlos. El pictograma tiene un nivel bajo de iconicidad; es decir tiene menos relación de semejanza con la palabra que representa de la que tendría por ejemplo una foto; y por lo tanto, su significado es más difícil de reconocer o de “adivinar” sin ningún aprendizaje previo. Por lo que en realidad el mecanismo de aprendizaje de un pictograma cuando se está enseñando lenguaje asistido debería ser el de asociación y no el de comprensión. Es decir, asumir su grado de arbitrariedad, y enseñar a entenderlo y usarlo a través de la exposición en la vida diaria, al igual que hacemos con el habla.
Por ello se sabe que la mejor estrategia para que ocurra ese aprendizaje por asociación es el modelado, es decir, que otras personas utilicen el mismo sistema que el usuario para hablar con él. De esta manera, será más fácil modelar habitualmente las palabras de uso más frecuente, y por lo tanto más fácil su asociación por parte del usuario.
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Nair Alcocer
Terapeuta ocupacional y licenciada en Psicología, máster en Uso de Sistemas Alternativos y Aumentativos del Lenguaje y la Comunicación. Responsable de Servicios y Formación de Qinera.
Si deseas ponerte en contacto con Nair, puedes hacerlo por medio de su correo electrónico (nair.alcocer@qinera.com).
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