En el colegio me explicaron que tenemos cinco sentidos, mis abuelos solían decir que ‘quien come y canta cinco sentidos le faltan’, y mis padres me decían que pusiera los cinco sentidos en todo aquello que hacía. Así que crecí creyendo que sólo tenemos cinco sentidos, pero con el tiempo descubrí que sentir es mucho más.
El oído, la vista, el olfato, el gusto y el tacto son sistemas sensoriales a los que llamamos exteroceptivos. Reciben este nombre ya que estos sentidos nos informan de lo que ocurre en el exterior de nuestro cuerpo: podemos percibir la luz, los sonidos, la temperatura, la sensación de dolor, los olores, el sabor y temperatura de las sustancias, y cualquier sensación que provenga del exterior. ¿Y qué hay del interior entonces…? ¿Sentimos también por dentro? Por supuesto que sí. Entre otras cosas, el ser humano es capaz de sentir si está tumbado o de pie, si está en movimiento o totalmente quieto, si las piernas están cruzadas o los brazos en alto… y esto es posible gracias a los sistemas propioceptivos.
Aunque tal vez nos han hablado poco sobre ellos, estos sistemas son fundamentales en la vida del ser humano, ya que nos informan de quiénes somos y de cómo está nuestro cuerpo, su posición y su movimiento con respecto al espacio. Es decir, podemos saber cómo están nuestras articulaciones sin necesidad de mirarlas.
Podemos distinguir tres sistemas sensoriales propioceptivos: el propioceptivo en sí mismo, el vestibular y el tacto.
- Gracias a una serie de receptores distribuidos por todo el organismo, el sistema propioceptivo nos dice que postura tenemos en cada momento, dónde están nuestros músculos y articulaciones, cuánto volumen ocupamos, cuál es la posición relativa entre las distintas partes de nuestro cuerpo. Es también el responsable de que nos sintamos seguros en una postura.
- El sistema vestibular nos informa, por su parte, de si somos sometidos a un movimiento de aceleración o deceleración, si giramos, si nos balanceamos, etc. Sus receptores se encuentran en el oído interno y está directamente relacionado con el equilibrio.
- El sentido del tacto es también muy especial, puesto que además de informarnos sobre lo externo, (nos ayuda a percibir cualidades como la temperatura, la textura, la presión, el dolor, la suavidad, etc.), indica también el límite de nuestro cuerpo. La piel nos dice hasta dónde llega nuestro cuerpo, ‘dónde acaba mi cuerpo y dónde empieza lo externo’.
Gracias a las sensaciones que nos llegan de estos tres sistemas sabemos cómo es nuestro cuerpo y cómo estamos, por eso es tan importante abordarlos desde la estimulación multisensorial. Algunos de los dispositivos que encontramos en las salas de estimulación multisensorial están dirigidos a estimular adecuada y ordenadamente estos sistemas favoreciendo su desarrollo y funcionamiento óptimo, como por ejemplo: las mantas de peso, los sacos de danza y otras herramientas que puedes encontrar en la sección de propiocepción; dispositivos suspendidos del techo o del suelo (sección vestibular); y, por supuesto, diversos materiales para la estimulación táctil (incluidos en nuestros kits multisensoriales). Es importante fomentar el desarrollo de estos sistemas sobre todo porque cuando funcionan bien, nos sentimos bien.
Porque sentir es mucho más que tener cinco sentidos.
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Bibiana Escribano
Terapeuta ocupacional y asesora de estimulación sensorial. Graduada en Psicología, Máster en Neuro-Rehabilitación y formada en psicomotricidad, musicoterapia y otras técnicas asociadas (Snoezelen, Basale Stimulation, Bobath, Perfetti, Integración Sensorial…). Experiencia en atención directa a personas mayores, personas con demencia y otras enfermedades neurodegenerativas, adultos con pluridiscapacidad, jóvenes con discapacidad intelectual y personas con daño cerebral adquirido.
Si deseas ponerte en contacto con Bibiana, puedes hacerlo por medio de su correo electrónico (bibiana.escribano@qinera.com).
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